Allá afuera, todos cargan su armadura disfrazada
la coraza de protección, que al final no protege de nada
ni siquiera de ellos mismos.
De pronto se asoman y sienten
que todos son enemigos,
ninguna cara parece de fiar.
Vayan todos, empiecen a crear sus distancias
luzcan inálcanzables,
tal vez así nadie los pueda herir.
Sólo asegurense,
de tener el suficiente valor
de abrir los ojos y despertarse completamente solos.
jueves, marzo 03, 2005
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