jueves, marzo 28, 2019

Ídolo

Hay que dejar que el agua corra,
que encuentre su cauce
y se destierre con ella las dudas.
Hay que permitir que las estruendosas voces
Desplieguen sus vísceras
Y llenen de bilis el camino
Que sus carencias queden a la intemperie y sus fétidos temores,
cómo tentáculos enfurecidos, asfixien su belleza.
No te angusties,
deja que se levante sola.
Retira sus altares
y déjala ir.