domingo, diciembre 26, 2004

Sé que pareciera...

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Pareciera ser yo la princesa malvada, de sonrisa infinita
que juega a coleccionar en su mano corazones rotos que aún
palpitan y sangran lágrimas de amor.
Pareciera ser yo quien juega a ser la mujer inalcanzable,
de comportamiento impredecible...

Sé que aveces pareciera ser yo quien juega a herir...
pero no es lo que intento. De alguna manera el viento toma otro rumbo,
y los hombres que tocan las puertas de mi corazón,
son exactamente, lo que no quiero ser.

Me paso la vida entera huyendoles, y son precisamente ellos
los que desean herirse de mi. Pero esta vez no se como enfrentarlo...
Estoy muy agotada.

Cerrare los ojos para no darme cuenta del daño que le hago,
del azufre que le brindo;
porque no me gusta personificar el papel de mujer insensible,
de vanidosa... de cianuro en su boca
(con un beso que en el fondo nunca quise dar)
no quiero ser la piedra con que ansia tropezar,
no quiero ser la daga con que se intenta lástimar.

Ya me arde la cabeza de pensar todo el fuego que sale de mi boca;
voy incendiando su cuento de hadas, como quien mata un cigarrillo...
yo no soy parte de su elenco.

Que difícil cuando me toca este lado de la moneda, yo no sé lástimar,
pero sé que va a ser imposible que me dejen de ver como,
la princesa malvada, de sonrisa infinita,
que juega a coleccionar en su mano
corazones rotos que aún palpitan y sangran lágrimas de amor.

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