Y dejarle todo en las manos a DIOS...
dejarlo todo a su infinita sabiduría,
a su albeldrío omnipotente
a su manto de justicia,
a su eterna bondad
y a su sentencia prudente.
Liberarnos de tristezas infundadas,
y entregarnos a la divinidad del que todo lo sabe y que todo lo conoce,
liberarnos del mundo y las gentes que creen que lo saben todo
un hombre no es más que un hombre.
un mortal, sin poder ni supremacía
Dejar todo a DIOS...
dejarse querer, dejarse llevar,
por su magnánimo amor.
domingo, diciembre 05, 2010
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