Mis palabras se espantan de ti,
de la ausencia que dejaste
de esa pequeña muerte imprudente
que dejo deshabitada el resto de mis noches.
Y yo me espanto de tu nombre ...
y de tu voz.
de un dolor que aterra al alma
de esta verguenza de quererte.
pobre y después de todo rota..
del cielo hasta los pies.
Me sigue como fantasma,
estas ganas de morirse de tu amor,
de perecer con tu nombre en mi boca
como un dulce antes de la muerte.
Ay! calvario mío.
No sé que hubiese sido peor
conocer, o nunca haber conocido
domingo, mayo 20, 2007
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